Encorsetado entre palabras monumentales agolpadas ante la otrora monumental puerta ahora empequeñecida por el óxido que en lugar de carcomer engrandece los límites y cercena lo cercenable, puesto que, acabando como he acabado de cenar, es la palabra que mas se aproxima a mi mas próxima realidad en estos instantes inciertos de posible comienzo de preocupación, seguramente infundada por un baile de ideas indeterminadas que como las mismas palabras que monumental y torpemente tratan de describir su ya ininteligible vaguedad, siendo incluso interrumpidas por conversaciones convencionales sobre como llegar de este a otro lugar. Sin dudar.
Y sorprende una parrafada seguida de una inapreciable diada de vocablos escritos, sin más. Y suena un extraño folk sesentero impregnado por la muy de moda entonces parafernalia hindú, se escriba como se escriba. Escriba, escriba.
Y nótese que no me he negado.
miércoles, febrero 17, 2010
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