martes, octubre 07, 2008

Verdugo y a su vez, juez.

Salomónico fué su veredicto. Innato don aquel, que a algunos dio ganas de arrancarle la piel. Tonta ella y tonto el. Ella quiso lo que era de él y él la quiso toda para él. El rey, fiel a su ley, dio al torso de ella la mitad de lo de él, quedándose este con ella desde el ombligo al pie. Ninguno fue contentado, salvo los que el descuartizamiento pudieron ver. Sangre mas absurda se ha derramado, como habréis de saber, puesto que esta rima incongruente que nunca termina no tiene razón de ser.

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