domingo, enero 25, 2009
La maté porque me lo merecía.
Llevabas muerta cinco días. Y no iba a ser yo quien te despertara. Me gustaba ese nuevo sonido que no sonaba a nada. Pero pronto el hedor de tu cuerpo en putrefacción atraería a más de un tipo de rata. Era hora de huir y alejarme de tu fría belleza, palideciente, casi azulada. Ojala hubieses vivido para verte.
miércoles, enero 21, 2009
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