martes, noviembre 28, 2006
domingo, noviembre 26, 2006
Diario del aforador(o el arte de contar personas)
Alarmante. Las cifras hablan por si solas. Y no sólo hablan, sino que dan el cante y dan vergüenza ajena. El debate está cerrado, no hay que dar clases de religión en los colegios, hay que enseñar a los niños a contar. Que si no, bailan las cifras(en su derecho están).
Empecemos por el principio. En ocasiones ocurre lo inexplicable y las cosas desaparecen, y como nada es casualidad, uno tiende a recuperar lo que es suyo y por self-pride decide juntar dinero y ser auto-suficiente.
-Hijo, ¿qué quieres ser de mayor?
-¿Yo? Yo como tú, papá, quiero ser aforador.
-Pero hijo, yo no soy aforador.
-Pero tú cuentas, ¿no?
Aforar, contar personas, contar, en general... el sueño de tantos niños antaño, tradición que parecía perdida... pero no. Hace escasos días me adentré en el misterioso sendero del aforador, reservado para unos pocos privilegiados. Cometido: detallar el número EXACTO de individuos subidos y bajados a un determinado tren. Finalidad: desconocida. Herramientas: Aforín(amigo del abuelo y el niño), lápiz y papel.
El aforador cuenta sin margen de error, llegando a precisiones de milésimas de persona, alcanzando incluso, si se lo propone, a distinguir y agrupar por grupos de edades, sexos, complexiones y hasta sociales.
En las interminables horas de su trabajo, el aforador puede llegar a perder los estribos, enfrentarse a diminutos adversarios, a oír voces, a debatir sobre temas triviales como la educación, la vivienda o la inserción laboral, pero jamás pierde su concentración, apretando el pulsador del aforín cual Ben Affleck en un anuncio de Axe, o incluso contando con su poderoso aparato contador, ese que descansa sobre los hombros, de aspecto gelatinoso aunque grisáceo y poco apetitoso, cuyo nombre no mencionaré para no herir sensibilidades.
Contra la tempestad y el viento, el frío y el agotamiento, ahí resiste incansable aquel que cuenta con pasmosa habilidad el número de usuarios de la red de ferrocarriles(en este caso), que no se amedrenta ni se detiene ante nada, salvo que el arrollador devenir de los acontecimientos acabe con el arrollamiento(pues eso) de un pobre desdichado bajo las crueles y metálicas ruedas de un furibundo tren...
(Basado en hechos reales)
(¿Continuará?)
Empecemos por el principio. En ocasiones ocurre lo inexplicable y las cosas desaparecen, y como nada es casualidad, uno tiende a recuperar lo que es suyo y por self-pride decide juntar dinero y ser auto-suficiente.
-Hijo, ¿qué quieres ser de mayor?
-¿Yo? Yo como tú, papá, quiero ser aforador.
-Pero hijo, yo no soy aforador.
-Pero tú cuentas, ¿no?
Aforar, contar personas, contar, en general... el sueño de tantos niños antaño, tradición que parecía perdida... pero no. Hace escasos días me adentré en el misterioso sendero del aforador, reservado para unos pocos privilegiados. Cometido: detallar el número EXACTO de individuos subidos y bajados a un determinado tren. Finalidad: desconocida. Herramientas: Aforín(amigo del abuelo y el niño), lápiz y papel.
El aforador cuenta sin margen de error, llegando a precisiones de milésimas de persona, alcanzando incluso, si se lo propone, a distinguir y agrupar por grupos de edades, sexos, complexiones y hasta sociales.
En las interminables horas de su trabajo, el aforador puede llegar a perder los estribos, enfrentarse a diminutos adversarios, a oír voces, a debatir sobre temas triviales como la educación, la vivienda o la inserción laboral, pero jamás pierde su concentración, apretando el pulsador del aforín cual Ben Affleck en un anuncio de Axe, o incluso contando con su poderoso aparato contador, ese que descansa sobre los hombros, de aspecto gelatinoso aunque grisáceo y poco apetitoso, cuyo nombre no mencionaré para no herir sensibilidades.
Contra la tempestad y el viento, el frío y el agotamiento, ahí resiste incansable aquel que cuenta con pasmosa habilidad el número de usuarios de la red de ferrocarriles(en este caso), que no se amedrenta ni se detiene ante nada, salvo que el arrollador devenir de los acontecimientos acabe con el arrollamiento(pues eso) de un pobre desdichado bajo las crueles y metálicas ruedas de un furibundo tren...
(Basado en hechos reales)
(¿Continuará?)
domingo, noviembre 19, 2006
jueves, noviembre 16, 2006
Apply some pressure
Ocho de la tarde, bajo una leve llovizna. Comienza a moverse la cola que nos separa de un lugar donde nunca entraría sin un buen chute de lo que da nombre a este "diario".
Luces de neón y techo dorado. Y una vaca en la barra. Estábamos en Joy para presenciar el concierto estrella del Wintercase: la Spinto Band y Maxïmo Park. Escenario pijo reconvertido en indie-landia.
Comienza la cosa a eso de las 20:30... Sale la Spinto Band pese a que en el cartelón de atrás pusiera Maxïmo Park. El público, afectado por la fría y húmeda noche, no responde a su entrega, pero el show sobre el escenario no para: se encantan, pero la noche era demasiado joven aún. Sube la temperatura con algunos de sus temas mas conocidos, pero cuando nos tenían en el bolsillo se quedan sin repertorio, apenas 45 minutos de música.
Se llena el local, mucha gente entra decepcionada al enterarse de que ya ha acabado el primer grupo. Normal, no han llegado a la hora(ni la actuación ni el público).
Se hacen esperar, pero por fin saltan al escenario. Guitarra, batería, bajo, teclado(bonito peinado)... y entra el cantante, con traje blanco y gorro gris... Comienza el espectáculo. La Spinto, mero aperitivo, sin desmerecer. Puro brit-pop. El show lo protagonizan el teclista(pese a que las teclas apenas resuenan) y el cantante, que salta, grita, baila y se atreve con frases en castellano. Descubro que me se la mayor parte de las canciones, de tanto llevarlo en el coche, supongo. hay demasiada gente y los techos del anfiteatro son muy bajos. Lástima que fuera un miércoles, la cosa pedía más, pero acabado el temprano espectáculo se supera la tentación de alargar la noche, que apunto estuvo de sublimar, pero claro, tocaba madrugar.
Picture me with you, but you couldn't do it... everything I said was true but I couldn't prove it.
Luces de neón y techo dorado. Y una vaca en la barra. Estábamos en Joy para presenciar el concierto estrella del Wintercase: la Spinto Band y Maxïmo Park. Escenario pijo reconvertido en indie-landia.
Comienza la cosa a eso de las 20:30... Sale la Spinto Band pese a que en el cartelón de atrás pusiera Maxïmo Park. El público, afectado por la fría y húmeda noche, no responde a su entrega, pero el show sobre el escenario no para: se encantan, pero la noche era demasiado joven aún. Sube la temperatura con algunos de sus temas mas conocidos, pero cuando nos tenían en el bolsillo se quedan sin repertorio, apenas 45 minutos de música.
Se llena el local, mucha gente entra decepcionada al enterarse de que ya ha acabado el primer grupo. Normal, no han llegado a la hora(ni la actuación ni el público).
Se hacen esperar, pero por fin saltan al escenario. Guitarra, batería, bajo, teclado(bonito peinado)... y entra el cantante, con traje blanco y gorro gris... Comienza el espectáculo. La Spinto, mero aperitivo, sin desmerecer. Puro brit-pop. El show lo protagonizan el teclista(pese a que las teclas apenas resuenan) y el cantante, que salta, grita, baila y se atreve con frases en castellano. Descubro que me se la mayor parte de las canciones, de tanto llevarlo en el coche, supongo. hay demasiada gente y los techos del anfiteatro son muy bajos. Lástima que fuera un miércoles, la cosa pedía más, pero acabado el temprano espectáculo se supera la tentación de alargar la noche, que apunto estuvo de sublimar, pero claro, tocaba madrugar.
Picture me with you, but you couldn't do it... everything I said was true but I couldn't prove it.
martes, noviembre 14, 2006
The shape of things to come
A nuevos tiempos, nuevas costumbres. La que escribe se incorpora como colaboradora -de lujo, en plan tertuliana- a este blog. No busques turbias razones para ello porque SÍ, las hay.
En la hora en que hasta las ratas duermen, ahí estaré yo...con un ojo puesto sobre la pantalla y otro en el reloj de la pared, moneando por la web e intentando sacar adelante a mis pequeños, que ya son 4. Este blog ha sido el último de las criaturas. El pobre parecía algo deslucido (hay que decir que es adoptado), pero nada que un poco de cariño no pueda solucionar. El padre (en la foto, el de la camisa; la chica con estilo soy yo), si podemos llamarle así, ha prometido estar al tanto. En fin, veremos qué sale de esto...
En la hora en que hasta las ratas duermen, ahí estaré yo...con un ojo puesto sobre la pantalla y otro en el reloj de la pared, moneando por la web e intentando sacar adelante a mis pequeños, que ya son 4. Este blog ha sido el último de las criaturas. El pobre parecía algo deslucido (hay que decir que es adoptado), pero nada que un poco de cariño no pueda solucionar. El padre (en la foto, el de la camisa; la chica con estilo soy yo), si podemos llamarle así, ha prometido estar al tanto. En fin, veremos qué sale de esto...
domingo, noviembre 12, 2006
Is there anybody out there?
-¿Hay alguien ahí fuera?
-¿Quién lo pregunta?
-Soy yo, el de aquí dentro.
-No sabía que existiera eso que llamas dentro, por lo que dudo de que existas estando en su interior...
-...
-...
-¿Hay alguien ahí fuera?
El silencio fue la única respuesta.
-¿Quién lo pregunta?
-Soy yo, el de aquí dentro.
-No sabía que existiera eso que llamas dentro, por lo que dudo de que existas estando en su interior...
-...
-...
-¿Hay alguien ahí fuera?
El silencio fue la única respuesta.
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